En octubre de 2024 hemos recorrido la Ribera Sacra junto con un grupo de amigas de Gran Canarias, y la verdad es que la fortuna nos ha sonreido en este viaje, y es que el «mal tiempo» en realidad se ha convertido en una oportunidad para disfrutar aún más de este privilegiado entorno natural. En nuestro camino hemos visto como en el mirador «Mirada Mágica» nos ha recibido con un arco iris precioso, que ha posado en nuestras fotografías, y el resto de miradores que hemos visitado nos han ofrecido un clima típico gallego sin perder la esencia de sus preciosas panorámicas, con un tiempo muy diferente al que se vive cada día en Gran Canarias o en Andalucía, y eso es lo que estas viajeras buscaban, poder disfrutar de Galicia tal y como siempre imaginamos que es el clima en esta tierra, pero sin impedirnos ver todos estos hermosos miradores, así como caminar por los rincones más emblemáticos de la Ribera Sacra.
En el concello de Parada Do Sil hemos caminando y visitado algunos de sus sitios más interesantes, entre ellos cabe destacar el mirador denominado en gallego «A Mirada Máxica» lugar en el que nos ha recibido un arco iris que se ha posado sobre el río Sil, ampliando su curvatura para contonearse detrás del grupo, al tiempo que nos hemos asomado a este bonito mirador, que tiene dos plataformas para poder avanzar sobre el cañon del río y sacar la mejor fotografía. Junto a este mirador se encuentran las ruinas de un antiguo castro, y otro mirador más, en este caso natural, el «Mirador Do Castro.» Lo más destacado de este día no es solo poderse asomar a estos dos miradores, si no hacerlo en el mejor de los momentos, y eso ha sido un punto a favor para empezar un recorrido por la «Ribeira Sacra». A continuación vamos a seguir mostrando algunos miradores más, y diversos puntos del precioso itinerario de actividades que hemos realizado en estas tierras plagadas de balcones naturales, cañones de vértigo, antiguos monasterios, enormes castaños y escarpadas viñas con tonos de otoño.
Siguiendo con la visita a la Ribera Sacra nos hemos asomado a otros 3 imponentes miradores, a cual más hermoso de todos ellos, aunque nos han quedado algunos más que visitar, pero no nos cabe duda alguna de que los tres que presentamos a continuación están entre los más destacados de esta zona, y desde dichos miradores se pueden divisar perfectamente los mejores meandros del Sil, con la embarcación turística surcando sus aguas, una bonita mezcla de colores y sensaciones, unido a la inmensidad de los desniveles que tienen estos cañones sobre el río Sil.
Nuestro alojamiento ha estado en la pequeña parroquia de Cristosende, que pertenece al concello de la Teixeira, y desde este punto hemos seguido un bonito programa de rutas y visitas por la Ribera Sacra. Alojarse en este pueblo tiene el atractivo del silencio, de los colores en otoño, los olores a leña, a huerto, a campo mojado, y todo esto forma parte del encanto de alojarse en lugares recónditos como este, que están cerca de los puntos más hermosos de la Ribera Sacra, pero lejos del bullicio, ruidos e incomodidades de las grandes urbes, y que además, te permiten despertarte y acostarte con la imagen del río Sil de fondo, tras el color otoñal de los viñedos sembrados en bancales, y una gama de ocres que anuncian que está llegando lo mejor del otoño.
Las pasarelas del río Mao son todo un espectáculo, además de ser la forma más cómoda de caminar por un bosque en galería, con el soniquete del agua bajo nuestros pies, y al levantar la mirada observar los viñedos en terrazas entre la espesa vegetación que las rodea, la ruta discurre paralela al cañón del rio Mao, hasta su desembocadura en el río Sil, tras abandonar la senda de madera un sendero estrecho nos lleva hasta la parroquia de Barxacova, una pequeñita aldea no muy bien comunicada por carretera, que nos recuerda que no es nada fácil vivir en esta zona, o al menos eso nos parece a nosotros, tal vez esas malas comunicaciones con otras urbes son a su vez el encanto de vivir en estas pequeñas parroquias, «tal como se llaman por aquí».
El agua también es protagonista en una ruta por la Ribera Sacra, y no solo por la que llevan los ríos Sil y Miño, ya que son numerosos los arroyos y pequeños ríos que vierten sus aguas a estos dos grandes de Galicia, y los desniveles de la Ribera Sacra ayudan en la formación de correntías de agua muy espectaculares y cascadas que rebosan energía.
Uno de los lugares que más me viene a la memoria es el mirador de Piedra Longa, donde un obelisco natural de piedra se erige impetuoso gozando de una amplia panorámica con el Monasterio de Santo Estevo de fondo y los cañones del río Sil. Llegar hasta el punto donde se ubica este singular peñasco no ha sido precisamente tan fácil como el acceso a otros puntos, pero este esfuerzo es lo que hace que la belleza del lugar que hemos conocido se aprecie aún más.
Nuestas amigas de Gran Canarias han relacionado esta piedra con el llamado «dedo de Dios» otro curioso monumento natural de piedra que el temporal les arrebató en el año 2.005, aunque puestos a imaginar también podemos encontrar similitud con una piedra que antaño apareció en los billetes de 1.000 pesetas, «el Roque Chinchado» la cuestión es que este entorno invita a soñar e imaginar, y tal vez por ello, hubo quién se abrazó a la piedra con desmesurada pasión.
Entre las provincias de Lugo y Ourense se encuentra la mayor concentración de iglesias y monasterios románicos de Europa, y en la comarca de la Ribera Sacra podemos encontrar hasta 30 de estos monumentos, ellas han visto los más impresionantes de todos estos monumentos, tales como el Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, un lugar rodeado de naturaleza y que antaño tenía un acceso algo más complicado, el Monasterio de Santo Estevo, a día de hoy convertido en parador de turismo, un edificio realmente impresionante por sus dimensiones, sus preciosos claustros y tras el edificio se encuentran las ruinas de las cocinas camperas rodeadas de robles enormes y coloridos acebos, y por último hemos visitado el Monasterio de San Pedro de Roca, que da una sensación más bucólica y parece el más antiguo, ubicado en mitad de un denso bosque.
Lo más destacado de Ribera Sacra son sus viñedos, y otoño es la mejor fecha para ver estos viñedos, y también para saborear su fruto, las viñas empiezan a tornar de color, por lo que se abre una gama de ocres, anaranjados y rojizos que tapizan las paredes de estos barrancos, está claro la laboriosidad para el cuidado y recolección de la uva en estas paredes casi verticales, pero los vecinos del lugar siguen apostando por esta forma de vida que en su día introdujeron los romanos y que hoy permite obtener unos vinos de gran calidad, que se aprecian aún más cuando vemos el esfuerzo que debe suponer trabajar en estas paredes de viñas casi verticales y en estrechos bancales peleados centímetro a centímetro a estas montañas.
Los viajes se disfrutan cuando se programan, cuando se viven, pero sobre todo cuando se recuerdan, y este ha sido un viaje para recordar, ya que todo ha sido positivo, hasta los días de mal tiempo, y no solo ha sido lo que hemos visto en la Ribera Sacra, ya que hemos complementado el viaje con la visita y senderismo por otros muchos lugares cercanos, todos hermosos.
Las chicas de Gran Canarias pidieron ver agua y verde cuando nos vimos en el aeropuerto de Santiago, y hasta «me sobornaron» con varias piñas de plátanos de Gran Canarias para poder conseguir su objetivo, sin duda Galicia y la Ribera Sacra les han regalado su mejor versión de agua y verde, además de permitir una recolección de castañas gracias al viento.
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fdo.- Manuel Cuestas Gutiérrez
Gerente de Senderos Córdoba