Está envuelto en 500 años de historia y es tan importante como Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela, pues posee su propio Año Jubilar. Es el Camino Lebaniego, una atrayente sorpresa que hallas en el Camino del Norte, en una bifurcación que te espera en San Vicente de la Barquera, como parte de una de las rutas más frecuentadas por quienes van por el Camino de Santiago.
En este caso, la dificultad del camino lebaniego se divide en varias etapas llenas de curiosidades y secretos que querrás descubrir.
Todo comienza muy cerca de la capital de la comunidad cántabra, y te lleva a realizar un recorrido por el litoral del norte de España, para encontrarte con los alucinantes paisajes brindados por los Picos de Europa. Se trata de una travesía en la que dejas atrás San Vicente de la Barquera para culminar en el Monasterio de Santo Toribio.
Esta soberbia edificación del siglo VI presenta un estilo gótico y es el premio que obtienes al emprender el camino lebaniego organizado. Desde el 11 de agosto fue declarado Monumento Nacional, y aún está habitado por cuatro monjes franciscanos cuya enorme fe cristiana y apego a la voluntad de Dios le otorgan mayor importancia a una ruta que, sin duda, merece también ser llamada una verdadera peregrinación.
Y es que este itinerario emergió como consecuencia de un monje predicador y obispo de Astorga que es conocido como Santo Toribio, cuyos restos ocupan el citado monasterio desde el siglo VIII. A partir de septiembre de 1512, existe el derecho a celebrar el Año Jubilar Lebaniego, declarado por el Papa Julio II.
Pero más allá del aspecto religioso, el camino lebaniego brinda a todos los caminantes interesantes desafíos.
Desde San Vicente de la Barquera al Monasterio de Santo Toribio de Liébana recorres un total de 72,7 kilómetros que han dividido el camino lebaniego en 3 etapas si lo realizas a pie, en un trayecto debidamente señalizado con flechas y cruces rojas.
La primera etapa que te presenta el Camino Lebaniego te lleva desde San Vicente de la Barquera hasta la localidad de Cades, a donde puedes llegar bien por la senda fluvial del río Nansa o bien siguiendo el recorrido histórico, lo cual te permitirá conocer Gandarilla y Bielva.
Al salir de San Vicente de la Barquera encuentras a Puebla Vieja, un área emblemática que ha sido catalogada como Conjunto Histórico Artístico debido a edificaciones como el Hospital de la Concepción, la Torre del Preboste, la Iglesia de Santa María de los Ángeles o el Castillo del Rey.
A los 5,3 km del inicio, te topas con el pueblo de Hortigal. Allí tienes dos posibilidades: la ruta histórica está a la izquierda y, de acuerdo con las opiniones del camino lebaniego, no sólo es más corta sino menos exuberante que el camino que puedes tomar hacia la derecha.
La derecha es la senda del río Nansa, que todavía no es muy mencionada por la información relacionada con el Camino Lebaniego, dada su creación relativamente reciente. Pero este camino es considerablemente más bello, gracias a sus paisajes. Además, podrás conocer las localidades de Serdio, Cabazón y Muñorrodero.
Respecto a la dificultad del camino lebaniego en esta primera etapa, debemos destacar que ambas alternativas tienen desniveles moderados y transcurren en un ámbito campestre con pocos inconvenientes.
Sin embargo, debes tener claro que por la ruta histórica el recorrido es de 17,1 km, mientras si escoges ir por el camino del río Nansa tienes que enfrentar 28 kilómetros. La recompensa por esa opción vale la pena, pues la ribera tiene una hermosa vegetación y tienes la oportunidad de descubrir las torres medievales de Cabanzón y Estrada.
Algo importante cuando nos referimos a la segunda etapa es que se trata de un corto recorrido que alcanza los 17 kilómetros partiendo de Cades y llegando hasta Cicera.
Si decides hacerla hasta Cabañes o Potes, como algunas opiniones del camino lebaniego recomiendan, tienes que resistir 30 kilómetros de camino que incluyen unos mil metros de desnivel positivo. Es un esfuerzo para el cual tienes que estar preparado.
En cuanto al grado de dificultad del camino lebaniego, en la senda desde Cades a Cicera sólo encuentras unos 325 metros de desnivel positivo y una cuesta acentuada.
A los 10 kilómetros de haber iniciado el derrotero, te encontrarás frente a la Iglesia de Santa Juliana. Este templo es un importante ejemplo del arte románico y se ubica en La Fuente.
Aparte, tienes la incomparable panorámica del valle de Lamasón, una vez hayas visitado la colina de Hoz y el pueblo de Burió.
Lejos del asfalto y con un trayecto donde te esperan milenarios robles y hayas, habitantes respetados de un hermoso bosque, la etapa 3 presenta también subidas y desigualdades.
Aquí recorres 15 kilómetros que valen la pena, sobre todo en el instante en que ves aparecer el paisaje inclinado y abrupto de los Picos de Europa. Pero antes de llegar a esta vista debes afrontar una dificultad del camino lebaniego que consiste en 360 metros de desnivel positivo que surgen en el trayecto de Cicera a Lebeña.
Hay mucho más en esta tercera etapa del Camino Lebaniego, porque en Lebeña no puedes dejar de visitar un templo mozárabe construido en el año 925: la Iglesia de Santa María, con un estilo arquitectónico inconfundible y un incalculable valor en Cantabria.
Y entonces, estás mucho más cerca del anhelado último tramo…
De una especial belleza, el último tramo enlaza Cabañes con Santo Toribio de Liébana, en una caminata que te permite atravesar un entorno con grandes árboles: es el Castañar del Habario. De allí sigues por el valle de Valdebaró, acompañando la marcha del río Deva.
Pasas también por Potes, un pintoresco pueblo lleno de torres y puentes, con grandes casas y calles adoquinadas que escoltan torres como Orejón de Lama, Canseco, Linares, Osorio y la famosa Torre del Infantado.
Seguidamente, llega el momento de disfrutar del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, una construcción del siglo VI que desde los años 50 fue clasificada como Monumento Nacional.
De todo el conjunto monástico, es la iglesia la de mayor trascendencia. Con un inconfundible estilo gótico e influencias cistercienses, la construcción inició en 1295 y ha tenido varias reformas a través de los siglos.
No pierdas de vista el acceso principal, pues se denomina “Puerta del Perdón”, la cual únicamente es abierta en el Año Santo Jubilar Lebaniego. Ya en el interior del templo, es inevitable sentir una mezcla de recogimiento y emoción al ver el trozo más grande conocido hasta ahora de la cruz donde murió Jesús: el Lignum Crucis.
Su altura es de unos 64 centímetros, posee 4 cm de ancho y su grosor alcanza los 38 milímetros, lo que implica un mayor tamaño en comparación con la que se resguarda en San Pedro del Vaticano.
Ciertamente existen camino lebaniego albergues en toda la zona, aunque casi todos permanecen cerrados, a menos que se trate del año Jubilar Lebaniego. Pero esta es la buena noticia: este 2023 la Festividad de Santo Toribio es el domingo 16 de abril, y la “Puerta del Perdón” será abierta nuevamente al peregrinaje, lo que significa más hospedajes abiertos y caminatas de menos kilómetros recorridos.
De modo que al haber más albergues en el camino lebaniego disponibles, la complicación de la ruta disminuye notablemente.
Otro aspecto digno de resaltar es que para los creyentes este es un período de indulgencia ofrecida por el camino de peregrinación, siempre que se rece El Padrenuestro como señal de vuelta al Padre Dios, el Credo, que indica una renovación de la fe, una oración por el Papa, que consiste en un Padrenuestro, un Salve y un Avemaría, y hacer la confesión en los días previos al peregrinaje.
Conjuntamente, asistir a la “Misa del Peregrino” en el Monasterio de Santo Toribio completará la deseada indulgencia.
Desde luego, recorrer el Camino Lebaniego implica un logro tanto recreativo como espiritual que requiere de una documentación que avale haber realizado este importante trayecto en su totalidad.
Así, puedes obtener una credencial por haber realizado la peregrinación al monasterio de Santo Toribio de Liébana, sin importar si lo haces a pie, en bicicleta o a caballo.
Se trata de la Lebaniega, que es emitida por la Iglesia y la obtienes si posees el documento con los sellos pertinentes. Es decir, la credencial del peregrino normal es perfectamente válida.