El senderismo en grupo tiene diferentes niveles:
Empezamos con los que “no tienen nada más que postureo”, y les encanta posar en los picos más altos, y después publicitarlo en redes para presumir del logro conseguido, generalmente van como si fueran un ejército, todos con las camisetas iguales, y en cada ruta quieren superar la anterior e ir sumando kilómetros y picos, mientras más kilómetros mejor, y mientras más picos hayan subido más orgullosos se sienten a la hora de presumir de sus retos al tomarse la cerveza con el resto del grupo. Ojo, por esta fase hemos pasado todos los que empezamos el senderismo a partir de treinta y tantos o 40 años, y esa “fase tonta” hay quien tarda en superarla.
Pero a partir de una edad, se empieza a valorar de forma diferente las rutas que tienes que hacer, y la gente con la que quieres coincidir, entramos en una fase más selectiva y precisa, ya no llaman la atención los picos ni hacer muchos kilómetros, y se valora muchos más la compañía y la belleza de la ruta, o el reto superado, aunque aún se sigue presumiendo de lo que se hizo en años pasados, y piensas si se seguirás siendo capaz de repetir la hazaña.
Mucha de la gente que está en esta segunda fase es la que nos acompaña, senderistas a los que una vez llamaron “talluditos.” Pues con 8 de esos “talluditos” conseguimos subir al refugio del Naranjo de Bulnes el pasado miércoles 15 de mayo de 2024, uno de los lugares más destacados del senderismo en España, la base del pico Naranjo de Bulnes, o Pico Urriellu.
La ruta tiene un desnivel de 900 metros y empezamos a caminar en el Collado Pandébano, entre las localidades de Sotres y Bulnes, en el corazón de los Picos de Europa. Nada más llegar hasta el punto de inicio en nuestra furgoneta ya resulta una odisea por el estado de las pistas forestales y las muchísimas curvas que hay que sortear.
En alta montaña avanzar un kilómetro no se puede medir y comparar como en otras rutas a un nivel más bajo, y lo peor viene cuanto más cerca del destino final te encuentras. Los últimos dos kilómetros de senda al refugio del Naranjo de Bulnes acumulan la mayor parte del desnivel que hay que subir en esta ruta, es decir, en los últimos dos kilómetros subes un desnivel igual al que has subido en los 4 primeros kilómetros, por lo que al cansancio acumulado le sumas un desnivel impresionante, y un sendero serpenteante que parece no acabar nunca, por muy cerca que veas el final es solo un espejismo.
A unos 1.850 metros empezamos a ver y pisar nieve, aunque sin mayor problema, el refugio se encuentra a 1.950 metros, y llegamos con las fuerzas muy justas y miras con una mezcla de admiración y sobre todo envidia al más mayor del grupo (el más mayor del grupo con 77 años parecía tan normal)
En el refugio estaba un operario que nos explicó cosas muy interesantes de su labor y de la zona. En el entorno del refugio del Naranjo e Bulnes el cielo estaba totalmente nublado, pero el guarda nos dijo que esa tarde no habría lluvia ni tormenta, desde luego que en su faceta de meteorólogo tenía mucho que aprender, tal como comprobamos más adelante.
La bajada desde el refugio es más rápida, pero igualmente agotadora y ya van quedando pocas ganas de ir observando el paisaje, y si el clima se pone feo pues aún peor, solo piensas en llegar a la furgoneta y sentarte a descansar.
Cuando quedaban aproximadamente 800 metros a la furgoneta, al bajar la última pendiente nos cayó una fuerte tormenta y de repente vimos a las vacas correr todas en una misma dirección echando el culo a la tormenta, al sentir el primer trueno se te encoge el corazón y solo piensas en llegar lo más pronto posible a refugio, en ese momento apagamos los móviles y cerramos los paraguas, dejando que el agua nos empapara, pero tratando de evitar que nuestros dispositivos móviles y demás pertrechos atrajeran la tormenta eléctrica hacia nosotros.
En 30 minutos que duró nuestra odisea hasta llegar a la furgoneta oímos al menos otros 3 truenos, nos cayó agua y granizo en lo alto, así que con los pies llenos de barro y la ropa totalmente empapada fuimos apartando las vacas que se juntaron alrededor de nuestra furgoneta, tal vez para recordarnos que ese era su sitio, y así conseguimos subir a la furgoneta.
Al final queda el buen recuerdo del reto superado, aunque no fue nada fácil, y por supuesto nosotros también le hemos dado publicidad con altas dosis de “postuero”
Subir a la base del Naranjo de Bulnes ha sido sin lugar a dudas nuestro mejor reto superado en 2024